En ningún caso es recomendable el consumo de aceite de ricino durante el embarazo. No hay ninguna evidencia científica para su uso. El principal efecto del aceite de ricino es laxante y al beberlo puede causar diarrea y deshidratación severas, poniendo en riesgo la vida y la del bebé. No consumir ningún tipo de bebida o de alimento que recomienden para inducir el parto o mejorar las contracciones o disminuir el dolor. El parto es un proceso natural que no requiere ayuda externa, excepto en algunos casos, pero debe ser manejado directamente por el ginecólogo tratante y dependiendo de las semanas de embarazo y del estado de la madre y del bebé.