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Los diviesos médicamente se llaman forúnculos. Son abultamientos de la piel provocados por la infección bacteriana de un folículo piloso (parte de la piel donde nace el pelo). Suelen ser dolorosos, por lo cual una importante parte del tratamiento es el manejo del dolor. Inician como un enrojecimiento, abultamiento y dureza de la zona afectada. Crece y se puede llenar de pus, la cual presentará una punta blanca, que se reventará y drenará dicho contenido. Se recomienda la utilización de analgésicos, como por ejemplo, el ketorolaco (si no es alérgico a dicha sustancia) y el manejo de la lesión con medios físicos, como la aplicación de compresas de calor, las cuales deben tener la temperatura suficiente para ayudar a que el forúnculo madure pero que a su vez no queme la piel. Utilizar cremas con antibiótico tópico también ayuda a que madure y que no se extienda dicha infección. Evite apretarlos y tratar de reventarlo cuando aún no esté maduro. Siempre lávelo con abundante agua y jabón y una vez que haya reventado, presione la lesión cuidadosamente, sin presionar fuerte para evitar que se extienda la infección a sitios cercanos. Desinfecte la zona con un antiséptico y continúe aplicando el antibiótico tópico. La evolución de dicha lesión puede ser de 7 a 30 días. Si presenta fiebre y malestar general, que sería algo muy poco probable, acuda con su médico quien lo revisará e indicará el medicamento adecuado.
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