Existen causas para que ocurra esto, tanto físicos como psicológicos, entre algunos son:
- Lubricación insuficiente. Esto suele ocurrir cuando no hay suficiente juego previo o una disminución en los niveles de estrógenos, por medicamentos como antidepresivos, los medicamentos para la presión arterial alta, los sedantes, los antihistamínicos y algunas pastillas anticonceptivas.
- Lesiones, traumatismos o irritación ya sea por un accidente, cirugía pélvica, circuncisión femenina o cortes realizados.
- Inflamación, infección o trastorno en la piel o en las vías urinarias.
- Vaginismo. Estos espasmos involuntarios de los músculos de las paredes de la vagina pueden hacer que la penetración sea dolorosa.
- Un problema presente al nacer, como una vagina no formada completamente o imperforación del himen (membrana que cubre el canal vaginal y en ocasiones no perfora completamente).
- Enfermedades como la endometriosis, la enfermedad pélvica inflamatoria, el prolapso uterino, el útero retrovertido, los fibromas uterinos, la cistitis, el síndrome del intestino irritable, las hemorroides y los quistes en los ovarios.
- Ansiedad, depresión, preocupaciones sobre la apariencia física, miedo a la intimidad o problemas en la relación pueden contribuir a un bajo nivel de excitación y, en consecuencia, a la incomodidad o el dolor.
- Estrés. Los músculos del suelo pélvico tienden a tensarse como respuesta al estrés que sientes en tu vida.
Por lo tanto es importante además de tener una adecuada comunicación con tu pareja, el que acudas con tu médico o ginecólogo con el fin de que te realice una exploración y descarte alguna alteración física, así como trabajar en el aspecto psicológico acudiendo con un psicoterapeuta experto en los temas de sexualidad y pueda apoyarte en alguna situación de dificultad que atravieses en estos momentos.
Espero haber respondido tus inquietudes, estamos para orientarte.