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Generalmente, el diagnóstico de displasia de cadera, es congénito (es decir, de nacimiento); sin embargo, también existen adultos con esta condición y lo más importante, será efectivamente controlar el dolor.
Adicional a controlar el dolor, lo siguiente será preservar la articulación afectada; bien sea mediante preservación de la articulación o bien, mediante un reemplazo de cadera, ambas alternativas son quirúrgicas como bien mencionas; sin embargo, el médico deberá realizar estudios de extensión (por ejemplo, de imagen como radiografías o una resonancia magnética) para determinar el tratamiento a seguir.
En casos no graves, donde la sintomatología sea limitada, el tratamiento va enfocado a las técnicas para manejo de dolor donde la fisioterapia (rehabilitación física), juega un papel muy importante, a la par del consumo analgésicos o aplicación de inyecciones - infiltraciones - (en ocasiones, a base de corticoides), prescritos por su médico tratante.
Independientemente de ser candidato a tratamiento conservador o quirúrgico, algunas recomendaciones importantes, son:
Si el dolor que actualmente presentas aumenta o es incontrolable, lo más prudente será que visites a tu médico para determinar las causas e instaurar un tratamiento oportuno. Sobre todo, también para descartar que ese dolor no provenga de una hemorroide como tal, en cuyo caso, podrías además presentar: evacuaciones con presencia de sangre, comezón y sensación de masa en la región anal (además de dolor).
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