Si siendo consciente de que voluntariamente no se puede corregir la postura, lo más recomendado es usar un corrector de postura que se consigue en las tiendas especializadas en elementos ortopédicos. Si persisten los síntomas consultar al médico tratante para que se pueda realizar una valoración adecuada y definir la severidad de la deformidad. Además, es recomendada la realización de actividad física.