La sudoración es necesaria para que el organismo autorregule el calor del cuerpo. Las glándulas sudoríparas, que se encuentran por toda la piel, están concentradas principalmente en la frente, las palmas de las manos y en las plantas de los pies. Además de la regulación térmica, también el calor ambiental, la alimentación, el ejercicio físico o el estrés pueden provocar sudoración.