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Depende de la causa que haya causado la inflamación. En cuanto al hígado, por frecuencia lo más común es que su origen sea infeccioso y por lo tanto resolver con el tratamiento adecuado de la infección.
En el caso de la hepatitis A, esta suele resolver por sí sola. Sin embargo, hay infecciones como la hepatitis B y C que pueden cronificar y no curarse si no se da el tratamiento oportuno.
Otras causas de inflamación del hígado incluyen, hepatopatías por consumo de alcohol o medicamentos hepatotóxicos, y su mejoría depende del grado de afectación.
La enfermedad por hígado graso, también causa inflamación del mismo y dependiendo de la severidad y la extensión se pueden o no curar, generalmente con cambios en el estilo de vida y alimentación.
Mucho menos frecuente, aparecen las enfermedades autoinmunes hepáticas, los cánceres o los trastornos de las vías biliares, que también cursan con inflamación hepática y suelen ser de pronóstico menos favorable.
En cuando al bazo, este suele inflamarse ante procesos infecciosos virales, o mucho menos frecuente cuando hay alteraciones del sistema inmunitario. En este caso, la resolución de cualquiera de las causas, suele llevar a la cura de la inflamación de este órgano.
En cuanto a los cuidados, se sugiere:
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