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Posiblemente no ocurra nada grave. El crujir de los huesos ante un estiramiento de la articulación sana no se relaciona con molestias o deterioro a largo plazo, similar a como ocurre con las manos. Puede aparecer un poco más de desgaste sin mayores consecuencias en cuanto a funcionalidad o dolor. El sonido suele corresponder a aire que es forzado a salir del espacio articular.
Si está presentando dolor, es posible que durante algún estiramiento haya lesionado la articulación, y en este caso sería recomendable que mantenga reposo, evite crujir los huesos, inmovilice la articulación (por ejemplo el uso de tobillera) y puede aplicar hielo en la zona.
Si el dolor tiende a aparecer con frecuencia, quizás el sonido que percibe corresponda a un chasquido articular, que puede corresponder a contactos o roces anómalos de la articulación, en cuyo caso no es aconsejable que siga forzando el movimiento que refiere.
Si este tronar de los huesos ocurre de forma poco consciente como menciona, es posible intentar controlarlo mediante la concientización del mismo, es decir, particularmente en momentos de estrés o ansiedad evitar activamente realizarlo lo cual inicia con el reconocimiento de que está iniciando o va a iniciar la acción. Emplear métodos de relajación como estrategias de respiración o meditación. Igualmente si genera molestia o dificultad, puede ser igualmente manejado con apoyo psicológico.