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Pese a que no tienen el mismo nivel de efectividad, las pruebas rápidas son aceptadas por organismos internacionales (Food and Drug Administration; FDA) para un tamizaje: es decir, dan una idea muy acertada sobre el estado de salud, pero en casos positivos las pruebas deben ser confirmadas por estudios de laboratorio.
De igual manera con el ELISA: Una prueba de este tipo positiva debe ser corroborada con otra muestra en técnica ELISA, y de volver a salir positiva se realiza una última prueba confirmatoria llamada Western Blot.
En ambas pruebas (rápida y ELISA), los resultados negativos se consideran confiables (esto porque es más común que den resultados falsos positivos que falsos negativos).
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