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La masturbación directamente o la eyaculación no generan un estímulo que incremente los valores hormonales en sangre, por lo tanto no presenta ningún tipo de efecto sistémico secundario.
La producción de semen suele ser contínua, por ello masturbarse y eyacular no aceleran directamente su producción y no se relaciona con cambios en los niveles de testosterona.
Así, masturbarse no incrementa la necesidad de semen, no aumenta los valores de testosterona y por ello no impacta en el desarrollo de acné.