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Se han documentado casos de hasta 4 años de latencia (no seroconversión) posterior a la adquisición de la infección, pero son extremadamente raros. Lo común es que la seroconversión ocurre en los primeros tres meses post exposición y es por esto que cuando se realizan pruebas para la detección, se realizan tan pronto se da el contacto y se suelen repetir a los 90 días.
Con las técnicas de hoy en día, si estas dos pruebas dan negativas, las posibilidades de infección son muy bajas, ya que la ventaja de estas pruebas es que no solo detectan los anticuerpos que producimos, sino los antígenos del virus.
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