Las pruebas de embarazo funcionan detectando una hormona llamada beta-HCG (gonadotropina coriónica humana) que es producida por las células de la placenta de la mujer durante el embarazo, pero también se excreta por algunos tumores, incluyendo ciertos -pero no todos- cánceres testiculares. No es una prueba diagnóstica ni de tamizaje, porque no detecta niveles bajos de la hormona. También es importante que exista autoexamen de testículo para aprender a detectar masas, que son importantes en caso de detectarlas para asistir al médico de forma inmediata.