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No, al contrario es una costumbre que permite conocer su cuerpo y las formas de estimulación más placenteras para disfrutar de una vida sexual plena, por lo que no hay mayor problema. La frecuencia cambia con respecto a la edad, siendo mucho más común al principio de la adolescencia (entre los 15 y 16 años) y disminuyendo conforme se acerca la maduración sexual (25 a 30 años). Sin embargo, debe ser una actividad a realizar dentro de la privacidad de cada persona.
Quedamos atentos a cualquier duda que puedas tener más adelante.