La verdad es que un sistema de salud debe permitir el acceso de todos los ciudadanos al mismo, en igualdad de condiciones, favoreciendo a los más pobres por parte de los más afortunados y sobre todo debería ser un sistema que realmente piense en el paciente y su salud y no en un mercantilismo o hacer dinero. En ese orden de ideas, está bien cobrar y pagar lo justo por un servicio prestado pero de forma racional y haciendo adecuado uso de los recursos. Por otro lado es importante que las personas, como actores activos del sistema, tengan mayor conciencia de cuidarse en todo sentido para así evitar tener que hacer uso de él salvo que sea ya muy necesario.
Recordar siempre que cuando las cosas se previenen es mejor que curarlas.