Si la mujer o su pareja no se han protegido convenientemente y están en los días fértiles el agua de la piscina, del mar u otra no le impedirá el embarazo. Es más, el tener relaciones sexuales en esos sitios aumenta la posibilidad de tener una infección o irritación vulvo-vaginal debido a las lesiones que se producen durante la penetración y la presencia de microorganismos que causan enfermedades en esas aguas.