Se trata de un mecanismo natural que desencadena la relajación de la musculatura de los cuerpos cavernosos y las arterias del interior del miembro, permitiendo una mayor afluencia de sangre y oxígeno. Como resultado el pene aumenta visiblemente su volumen, pasando de los 5 o 6 centímetros a los 12 o 14. Este endurecimiento rutinario ayuda a la revitalización y regeneración de los tejidos del órgano genital, preservando así su buen funcionamiento.