Es posible que no sea una alteración anormal. Muchas circunstancias como el estrés y el cansancio suelen influir en el deseo sexual. A veces también influye el tener pareja o contar con personas en quienes pueda tener confianza para compartir estos intereses. Por la parte médica enfermedades como la depresión, las alteraciones del ánimo, de glándulas como la tiroides pueden influir, pero todo se debe evaluar desde un contexto integral. Para esto puede consultar con el médico que le genere más confianza, porque suele ser necesario analizar tanto lo físico como lo mental.