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No necesariamente.
Las inyecciones pueden doler más o menos dependiendo del medicamento aplicado, los antibióticos por ejemplo pueden ser muy dolorosos.
También hay que tener en cuenta el grosor de la aguja y la profundidad donde se inyectó.
Debes vigilar en los siguientes días la zona de la inyección para ver si se torna caliente, dura, roja o inflamada.