Revise al jugar los zapatos, que no sean angostos en las puntas, que las medias no queden apretadas. Puede ser que esos dedos sean un poco más largos de lo convencional y choquen con el zapato y se traumaticen un poco con el juego o con el caminar largo tiempo. Al llegar de jugar, saque sus zapatos, sus medias e introduzca sus pies en un platón con agua tibia con sal una media hora. Luego haga masajes suaves con algún aceite en los pies.