Sí, es posible que exista una pérdida del deseo sexual.
Pueden haber muchas causas para esto, desde situaciones orgánicas que disminuyan la líbido, problemas interpersonales, caer en la rutina o la costumbre puede afectar el deseo sexual, situaciones de estrés ambiental o social, así como algunos medicamentos (principalmente aquellos que afectan los andrógenos, como algunos anticonceptivos).
Intentar mantener el interés mediante pequeños actos reforzando sentimientos de interés afectivo, intentando nuevas actividades saliendo de la rutina diaria y en la vida sexual (nuevas poses, lugares, juguetes), incrementando el juego previo durante la relación sexual. Si lo considera necesario la asistencia a terapia como pareja es una opción.
Si considera que existen situaciones susceptibles de intervención como el consumo de medicamentos, situaciones personales o enfermedades; acuda a su médico para recibir manejo oportuno de estas y limitar el efecto que puedan tener sobre su vida sexual. Mantenga una vida saludable mediante actividad física regular y una alimentación balanceada, el bienestar físico y emocional influirán en el bienestar sexual.
Finalmente, podrán ocurrir situaciones que lamentablemente concluyan en una incapacidad para conciliar por parte de la pareja, en estos casos (aunque difícil) lo mejor es terminar la relación de la forma más sana posible, idealmente en compañía o asesoría profesional.