Los piercings realizados en cualquier parte del cuerpo o en la región genital siempre tienen riesgo de presentar: infección del sitio de la perforación, sangrado moderado, daño nervioso, mala cicatrización generando daño estético así como el riesgo de contagio de enfermedades si no se realiza o no se usan las medidas de asepsia, antisepsia y agujas nuevas. En la región genital se puede generar impotencia y daños uretrales en los hombres y reacciones alérgicas por el material del piercing en ambos sexos.