Son completamente normales y ocurren generalmente en la primera fase del sueño o REM (movimientos oculares rápidos). Cuando se disminuye el tono muscular, es decir nos relajamos, en ese momento disminuimos el control voluntario sobre nuestro cuerpo y es por eso que se pueden presentar contracciones musculares súbitas y que algunas personas asocian con la sensación de estarse cayendo. En el momento que se pasa a la segunda fase del sueño o No REM (el nombre se refiere a que no hay movimientos oculares rápidos) estas contracciones disminuyen pues nos encontramos en el grado máximo de relajación del sueño. Cuando estamos estresados, nerviosos o no nos relajamos lo necesario antes de dormir estos movimientos pueden ser más frecuentes y molestos por lo que es recomendable mantener una buena higiene del sueño: acostarse a la misma hora, levantarse en la mañana temprano, no trasnochar, no dormir con aparatos electrónicos encendidos, evitar el consumo de alcohol.