La presión intraocular se eleva lentamente con la edad, cuando se encuentra superior a los 21mm Hg se considera que hay una hipertensión ocular. Debido a que rara vez produce síntomas es tan importante tener un seguimiento por el oftalmólogo, quien determinará cuándo se hace necesario usar medicamentos los cuales generalmente son tópicos (gotas). En caso de que la presión intraocular siga aumentando y no se corrija, se pueden presentar lesiones en el nervio óptico y por lo tanto verse afectada la agudeza visual de la persona. Las medidas generales para evitar que el problema empeore incluyen, al igual que con la hipertensión sanguínea: consumo bajo de sal, la realización regular de ejercicio y una dieta rica en vegetales y frutas que aportan antioxidantes para disminuir el daño celular. Es importante anotar que la visita periódica al oftalmólogo es de suma importancia para detectar cualquier cambio que requiera el inicio de medicación.