Siempre que hay un traumatismo craneo-encefálico se debe tener en cuenta las características de la caída y el trauma recibido. Se deben descartar fracturas, sangrado o cualquier tipo de lesión o herida en cuero cabelludo o cráneo. Lo segundo que hay que hacer es evaluar al paciente neurológicamente con el fin de descartar problemas. Eso se puede hacer rápidamente observando el estado de conciencia posterior al trauma, si se presentan o no convulsiones, si se presentan o no alteraciones motoras o de sensibilidad y en general un análisis rápido neurológico de orientación en tiempo, lugar y persona. Es decir ver si es capaz de saber qué día, mes y año es, en qué lugar está y quién es o quiénes son las personas que lo rodean. Si estas evaluaciones arrojan normalidad la persona puede estar más tranquila pero de todas formas la evaluación física posterior es importante hacerla.