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Todo depende de la causa, ya que en muchos casos se puede suplir el elemento que predispone la anemia y eso se entendería como cura. Por ejemplo: un tipo frecuente de anemia es la ferropénica en la que los niveles de hierro están disminuidos y es necesario complementarlo en la dieta por un tiempo determinado; otro ejemplo es la anemia por deficiencia de vitamina B12.
Por otro lado hay anemias que requieren herramientas que alivian los síntomas temporalmente, ya que la condición que genera la enfermedad es irreversible o intratable; es el caso de la talasemia y anemia falciforme, ya que hay alteraciones genéticas que predisponen la conformación de algunos elementos indispensables para la composición de las células sanguíneas (como son la hemoglobina y la forma del eritrocito respectivamente) y estos pacientes necesitan transfusiones ocasionales cuando llegan a niveles de hemoglobina muy bajos.
Finalmente se encuentran las anemias por enfermedades crónicas, en las que mejorando la enfermedad de base se mejoran los niveles de hemoglobina; en este grupo se encuentran las personas con enfermedad renal crónica o infecciones.