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Depende de las semanas de embarazo que tienes. Existe algo que se llaman contracciones falsas o Braxton Hicks en honor al médico inglés que las describió por primera vez a finales del siglo XIX. Son contracciones del útero que ocurren de forma esporádica, aunque a medida que el embarazo avanza se van haciendo cada vez más frecuentes. Su principal diferencia con las contracciones de parto es que no causan dolor, aunque pueden causar molestias, especialmente hacia el final de embarazo. No son rítmicas ni regulares y su función es la de borrar y ablandar el cuello del útero previo a la dilatación. Si cambias de posición, descansas, andas o te duchas, las contracciones suelen desaparecer o se alivian.
En contraste, las contracciones de parto, además de ser rítmicas, progresivas e intensas, por lo general van acompañadas de otras señales que indican que ha comenzado el parto, como la expulsión del tapón mucoso, la rotura de la bolsa amniótica y la dilatación del cuello uterino.
Si estas en las últimas semanas de embarazo, te recomiendo llevar un esquema de las contracciones, contando su duración, frecuencia e intensidad, pues puede que ya estés cerca al trabajo de parto. Si por el contrario, aún te falta para la fecha probable de parto, es posible que solo sean las contracciones falsas que te digo y no hay motivo para alarmarse, a menos de que estas empiecen a incrementar de intensidad y frecuencia y se acompañen de otros síntomas como sangrado vaginal, ardor al orinar o flujo vaginal extraño, en cuyo caso deberás asistir al servicio de urgencias.
Recuerda asistir juiciosamente a tus controles prenatales y comentarle todos los síntomas que te aquejan al profesional de la salud que te atienda.