El mejor tratamiento en este caso sería la remoción del quiste mediante cirugía; sin embargo existen otras consideraciones que deben hacerse antes y que pueden cambiar el manejo, por ejemplo: ubicación del quiste, contacto con estructuras vecinas del sistema nervioso, síntomas neurológicos asociados y patrón de crecimiento del quiste en los controles de imágenes. En general si no presenta crecimiento, síntomas y la ubicación es favorable, podría optarse por un seguimiento; sin embargo cada vez más se opta por la extracción o drenaje mediante microcirugía.