Lo primero que debemos tener en cuenta es que “Botox” es el nombre de una de las marcas comerciales de la toxina botulínica tipo A, más no es la única que existe en el mercado.
La toxina botulínica tipo A, actúa inhibiendo la transmisión de la señal para la adecuada contracción muscular, induciendo una parálisis de los músculos tratados, por lo tanto se logra una atenuación de las arrugas faciales dinámicas, que son las que producimos cuando realizamos expresiones faciales. Esta parálisis es temporal, dura aproximadamente 4-6 meses ya que se producen nuevas terminaciones nerviosas tratando de compensar la parálisis que se produjo y la neurotransmisión se recupera, por esto volvemos a presentar arrugas dinámicas cuando el efecto de la toxina se pierde.
La toxina botulínica no genera ningún tipo de relleno facial porque actúa directamente sobre la transmisión de la contracción sin depositar volúmenes que deformen el rostro. Incluso la toxina botulínica tiene usos médicos como manejo de la migraña, desórdenes musculares, parálisis cerebral, relajación de articulación temporomandibular, entre otras.