Es posible que las relaciones sexuales estén siendo muy enérgicas o bruscas, y esto haga que quedes adolorido. Pueden intentar disminuir un poco la intensidad a ver si deja de doler pero siguen disfrutando igual. También es posible que al momento de hacer la penetración no haya suficiente lubricación y el roce y fricción generen dolor.
Para solucionar lo de la lubricación pueden utilizar lubricantes sexuales, diseñados de tal forma que no haya riesgo de infecciones vaginales (eviten utilizar cremas corporales o cualquier humectante externo, pues podría desequilibrar el pH vaginal y ocasionar infección).
También existe la posibilidad de que al momento de tener relaciones sexuales, no te encuentres totalmente excitado. Esto podría hacer que en vez de placentero, sea algo doloroso. Seguramente comentándolo con tu pareja encontrarán un punto en el que ambos encuentren placer y mínimo dolor.
Es importante que identifiques también si el dolor solo aparece cuando tienes sexo con otra persona o si también está presente cuando te masturbas, ya que podría deberse a una limitación anatómica, como fimosis o una alteración del frenillo (esto podría requerir cirugía para corregirse).
Si a pesar de modificar las variables anteriores continúas presentando dolor, es recomendable que acudas a consulta médica, pues no es normal que presentes dolor siempre que tienes relaciones sexuales, y puede que sea necesario realizar algunos exámenes para determinar la causa y darle solución.