A pesar de que los procesos del pensamiento generan un gasto de energía, los sistemas de regulación de la temperatura corporal no permiten que la cabeza o alguna parte del cuerpo aumente en exceso su temperatura, por lo tanto, es posible que el calor en la cara o la cabeza se deba a otra causa, como exceso de abrigo, estrés emocional o físico, ya que con la liberación de cortisol y adrenalina es posible que se presente taquicardia (frecuencia rápida en los latidos), sudoración y enrojecimiento.
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