De manera general, para la deshabituación de estos tratamientos se suele recomendar disminuir la dosis en 10-25% cada dos o tres semanas, dependiendo del avance clínico y los síntomas de abstinencia. De igual manera, se suele recomendar el pasar a terapias que tienen una vida media más prolongada para que la retirada cause la menor cantidad de síntomas adversos posibles.
Este esquema debe ser individualizado y dado por tu médico tratante en torno al diagnóstico, el medicamento y la justificación de suspender o no el tratamiento. Se debe ser paciente ya que puede pasar hasta 1 año para lograr dejar de depender del todo del medicamento.
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