El cristal es una metanfetamina cuyo consumo puede producir inicialmente euforia, sensación de bienestar, disminución del sueño y apetito. Sin embargo su consumo crónico produce pérdida de piezas dentales, aumenta el riesgo de hipertensión arterial, infarto al miocardio, pérdida de cabello, sudoración, produce ansiedad, insomnio, pérdida de memoria, deterioro intelectual, depresión, paranoia, violencia, exclusión social y aislamiento.