Es probable que las heridas esten relacionadas a un estado inflamatorio que puede ser secundaria a infección por bacterias u hongos llamada balanopostitis. Aunque podría deberse también a:
-Traumatismos secundarios a prácticas de cualquier índole.
-Lesiones autoprovocadas como las inyecciones de silicona, aceite, inserción de cuentas de rosarios, quemaduras de cigarrillos, etc.
-Pellizcamientos accidentales con los cierres de cremalleras.
-Fricción o roce con prendas de vestir.
-Primeras relaciones sexuales.
-La acción irritante de jabones.
-Fitodermatitis producidas por congéneres del pentadecilcatecol (savia de la hiedra, roble, corteza del mango, etc.)
-Alergia al látex de preservativos.
-Alergia a la benzocaína.
-Cosméticos como lápiz labial o saliva que provocan balanopostitis de contacto al compañero.
-Utilización de “desinfectantes” irritantes como los derivados yodados o el permanganato de potasio. Así como las balanitis ulcerosas o necróticas provocadas por el amonio cuaternario (violeta de genciana) con irritación directa a la mucosa.
-Acción irritante o cáustica de agentes como el podofilino o el 5-fluorouracilo utilizados en verrugas por VPH.
Por lo general, suele bastar con una adecuada higiene y lavado con solución fisiológica o manzanilla amarga por un par de semanas mientras los síntomas pasan pero cuando esto no sucede es necesaria la intervención médica para la indicación de cremas o ungüentos que contengan antibióticos-antimicóticos-esteroides o una terapia farmacológica oral adecuada. El uso de este tipo de cremas con antibióticos, antimicóticos y esteroides puede ayudar a una recuperación rápida, pero se debe respetar la pauta establecida ya que el tratamiento crónico, sobretodo con esteroides, puede alterar la piel de la zona.
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