Lo primero que se debe hacer es eliminar el desencadenante de los episodios alérgicos (en este caso el polvo) de la mejor manera posible. Fíjese en la presencia de superficies propensas a reterner el polvo como lo son las alfombras, tapetes (si no puede removerlas debe asegurarse de hacerles una limpieza más frecuente de lo normal, es decir alrededor de dos veces por semana), las sábanas gruesas no hipoalergénicas, peluches, texturas de ropa con fibras largas ("peludas"), evite mantener las ventanas abiertas por más de dos horas al día, entre otros.
Con respecto a los medicamentos, debe asegurarse con el pediatra que se los ha ordenado, que su bebe está recibiendo tratamiento crónico para la alergia y no sólamente cuando se le desencadena el episodio. También es muy importante descartar otros desencadenantes a través de una prueba de alergias si el problema persiste hasta los 4 o 5 años de edad. Antes de esta edad el sistema de reacción ante las alergias en los bebés no se ha establecido completamente y es posible que cambie durante este período de tiempo, bien sea que resuelva por sí mismo estas alergias presentes o desarrolle otras en el futuro. Continúe con la dosis de medicamentos indicadas por el pediatra hasta una nueva visita en la que tal vez deban realizarse estos ajustes.