La respuesta está en que las bebidas alcohólicas se caracterizan porque deprimen o "duermen" las funciones del cerebro, generando sueño y disminución de la rapidez del pensamiento. Muchas personas suelen no notarlo porque el alcohol se suele asociar a interacciones sociales, música y baile, lo que los mantiene despiertos, pero en otras el efecto en el sueño es mucho más notorio, especialmente cuando se está sentado. El sueño suele aumentar y ser más notable cuanto mayor sea la ingesta de alcohol.
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