Las bajas temperaturas tienen una serie de efectos sobre los músculos y articulaciones, especialmente en las extremidades inferiores. En el transcurso de los días y meses fríos, los músculos permanecen contraídos, algo que obliga a que las articulaciones también se muestren rígidas, ya que tanto los tendones como todas las fibras musculares están mas contraídas que de costumbre.
Este hecho genera una presión enorme en las articulaciones que en muchos casos acaba por provocar dolor, sobre todo en casos en los que se tienen antecedentes de fracturas articulares u oseas.
Estos dolores se producen por la dificultad que el cuerpo tiene de entrar en calor, las articulaciones tardan mucho mas en ponerse a funcionar de manera correcta.
Como medidas generales puedes consumir analgésicos antiinflamatorios de venta libre.
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