El consumo de lácteos no suele ser una causa de convulsiones. Se ha relacionado pobremente en algunos pacientes con diagnóstico establecido de epilepsia, pero no constituye una relación fuerte o clara, ni aplica para la mayoría de pacientes.
En individuos sanos no hay un verdadero riesgo de convulsión por el consumo habitual de lácteos.
De acuerdo con ello, no hay beneficio del consumo profiláctico de anticonvulsivantes con dicha indicación. Estos sólo deben emplearse en pacientes con diagnóstico de epilepsia.
Por el contrario, consumir anticonvulsivantes sin indicación médica podría incrementar el riesgo de convulsión en personas sanas, por las alteraciones en el metabolismo de electrolitos que puede devenir de forma secundaria.
No se automedique y si este tema constituye una fuente importante de temor o ansiedad, debe acudir a control médico para manejo de la misma y evitar que deteriore su calidad de vida.