Es probable que sea secundario a alguna lesión por un alimento duro. Mientras no tengas dificultad para tragar o para respirar, no debes preocuparte.
Las manifestaciones se representan en síntomas como dolores de cabeza, hipertensión, debilidad, alteraciones del sueño, sensaciones de ahogo, aumento de la sudoración, molestias en el estómago, enfermedades en la piel, tensión generalizada, dolor de cuello, de espalda, dolor de pecho, sensación de inseguridad, dificultades en la concentración y alteraciones en el estado de ánimo.
Lo principal es realizar ejercicios de meditación como yoga, evitar alterantes como el cigarrillo o el alcohol, una buena alimentación rica en frutas, verduras, proteínas, toma de té a base de hierbas como valeriana y finalmente identificar el factor que esté causando el estrés para intentar combatirlo y hacer meditación al respecto.