Una fístula arteriovenosa (FAV) necesita de 1 a 3 meses y a veces más para que se vuelva “madura” ya que deben pasar varias semanas hasta que la vena se dilate y aumente de espesor. La primera revisión de una FAV debe de realizarse a las cuatro a seis semanas después de su creación y suele incluir una valoración clínica y ecografía Doppler. El objetivo de la evaluación es verificar si la FAV es grande y suficientemente fuerte para ser utilizada de forma exitosa para la hemodiálisis. Esta vía debe permitir la punción tres veces a la semana con mínimo riesgo de complicaciones.
Los criterios para calificar una FAV inmadura incluyen:
- Falla para canularse de forma exitosa.
- FAV que pueden canularse, pero no tienen la cantidad de flujo necesario para realizar la hemodiálisis, idealmente mayor de 500 mL/min.
- Trombosis de la FAV.
Entre 22 y 53% de las FAV no maduran de manera adecuada por lo que la vigilancia por parte de su personal de salud es muy necesario.
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