La infección por sarampión puede durar hasta 15 días, desde la aparición del malestar general hasta la desaparición del brote en la piel, la tos puede continuar incluso por 2 semanas más.
La fiebre no debe durar más de 3-4 dias después de la aparición del brote pues esto sugiere una complicación de la enfermedad. Las personas en riesgo de desarollar complicaciones son los paciente inmunocomprometidos, las mujeres embarazadas, niños pequeños y adultos mayores, personas en mal estado nutricional.
Si la fiebre es persistente, no mejora con los medicamentos, tienes dificultad para respirar, vomitas todo lo que comer, dolor abdominal intenso, o somnoliencia, debes consultar inmediatamente en urgencias.