Al estar embarazada se tiene un aumento en el volumen de sangre en el cuerpo, por lo cual los riñones deben aumentar su capacidad de filtrar y realizar su trabajo adecuadamente, por lo tanto, un embarazo puede poner presión a su riñón transplantado, esto sólo si ha habido alguna alteración de la función del mismo en el pasado. En su caso, si en cuatro años y medio el riñón ha filtrado adecuadamente, es probable que siga su función sin problemas durante el embarazo. Sin embargo, es fundamental que informe a su médico encargado de los controles prenatales del embarazo su antecedente de transplante renal.