Una Hipoxemia es básicamente una disminución de los niveles de oxígeno en la sangre y, por consiguiente, de la cantidad de este elemento que llega a los órganos y tejidos. Dependiendo del tiempo de duración de la misma y el nivel de oxígeno así pueden ser las consecuencias. Entre más tiempo dure y menos oxígeno llegue, más daño puede haber (especialmente en órganos importantes como cerébro, corazón, riñón, intestinos, hígado o hasta retina en el ojo). Se pueden presentar infartos, pérdida de visión, insuficiencia renal aguda, infartos intestinales, etc.