Lo primero que hay que hacer es confirmar el diagnóstico de tos ferina. En adultos suele ser suficiente con la historia clínica y escuchar la tos. En algunos casos es necesario realizar un cultivo faríngeo, análisis de sangre o radiografía de tórax (depende del estado clínico de cada paciente).
El tratamiento se realiza con antibióticos para erradicar la bacteria. Deben ser prescritos por su médico de cabecera.
En casa se recomienda:
- Descansar adecuadamente (dormitorio oscuro, silencioso y fresco)
- Humidificar y purificar el aire de la habitación
- Beber abundante líquido (de 1.5 – 2 L al día)
- Coma porciones pequeños para evitar que la tos cause vomito
- Evite el contagio de niños con los que conviva u otros adultos mayores usando tapabocas, lavando sus manos con agua y jabón frecuentemente
- Los medicamentos antitusígenos de venta libre no suelen ser muy efectivos en la tos ferina, por lo que no se recomiendan
Si presenta dificultad para respirar, fiebre persistente (temperatura axilar mayor a 38.3°C a pesar de medicamentos antipiréticos), se pone azul o se desmaya, acuda por urgencias.