Lo único que probablemente pueda suceder es que se infecte la herida si no se tuvo la precaución de mantenerla tapada para que no entrara en contacto con el sudor y las superficies contaminadas del gimnasio.
Si llega a presentar dolor intenso en la piel que rodea la herida, si la herida empieza a supurar pus o líquido maloliente, si se hincha esta zona de la pierna o pierde sensibilidad y se encuentra muy roja y caliente, entonces lo más probable es que esté infectada.
El hecho de que al final del entrenamiento haya sentido húmeda la herida, puede deberse al sudor que generó durante su actividad física o a que la herida estuvo en contacto con sudor que no alcanzó a secarse en el ambiente.
No es posible contraer enfermedades directamente del sudor sobre superficies en el ambiente, tampoco por sangre que ya se ha secado. A menos que alguien con una enfermedad infecciosa presente en sangre haya dejado una cantidad significativa de esta en una superficie con la que su pierna (específicamente su herida) haya estado en contacto (presumiendo que su herida fuera recién infligida y se encontrara totalmente abierta y con sangrado activo), no existe riesgo de contagio.