Cuando un paciente hace un paro cardiaco el corazón deja de latir de forma súbita, pierde el sentido y deja de respirar. Si no se le brinda atención inmediata con reanimación cardiopulmonar, el paciente fallece. El paro cardiaco es siempre secundario a una enfermedad o situación extrema, que está ocurriendo en el cuerpo, como por ejemplo, un sangrado profuso por una herida que lleva a hipovolemia aguda y paro cardiaco secundario o a disminución del riego sanguíneo del corazón por obstrucción de las arterias coronarias, haciendo que falle como bomba y se detenga. Estas dos situaciones descritas son solo algunas de muchas otras que pueden ocurrir.