Los procedimientos con láser de CO2 en la piel no son por lo general dolorosos. Pueden relacionarse con irritación de la piel y quemaduras en algunos casos y dependiendo de la magnitud del procedimiento se podría emplear anestesia de algún tipo, incluyendo la anestesia tópica (cremas).
Dentro de las medidas para el manejo de la inflamación se encuentra la aplicación de hielo y la protección solar con bloqueador y uso de barreras para evitar el sol como un sombrero.
Dependiendo del estado del paciente y las sesiones, el resultado podría ser visible desde un par de semanas, siendo más notorio desde el primer mes, manteniendo las recomendaciones y asistiendo a las sesiones indicadas. En algunos casos se puede complementar con otros tipos de tratamiento.