Los cambios que describe podrían corresponder con estructuras normales del pene como el frenillo que mantiene unido el prepucio al cuerpo del pene, lesiones por fricción o cambios por insuficiente aseo genital.
En principio no aparenta un proceso infeccioso, y no sugiere una relación con la circulación habitual.
Realice un lavado diario con abundante agua retrayendo la totalidad del prepucio y seque bien la zona. Si persiste o presenta otro síntomas como ardor, irritación o comezón; acuda a control médico.