Cuando un niño de esta edad tiene disminución en el apetito, no se recomienda el uso de vitaminas o medidas para intentar aumentarlo, porque no han demostrado ser efectivas, sino que se vuelve prioridad determinar la causa de la pérdida de apetito y tratar la causa de base, es decir identificar el problema y resolverlo de raíz. En su pequeño estos síntomas pueden ser una señal de una infección gastrointestinal o respiratoria, y otras condiciones de salud. Lo más recomendable es que usted acuda a un pediatra para una valoración completa y detallada del niño.