La Ibogaína es una sustancia alucinógena que en dosis inadecuadas puede provocar alteraciones del corazón que pueden llevar a la muerte, por lo tanto no se encuentra aprobada para uso médico. No es recomendable como tratamiento para las adicciones. Para tratar las adicciones es conveniente acudir a un médico general o toxicólogo que, de acuerdo a la sustancia a la que el paciente sea adicto, puede iniciar tratamientos adecuados que incluyen no sólo medicamentos sino también consejería y herramientas para modificar la conducta asociada a la adicción.