Puede deberse a una esofagitis (inflamación del esófago, generalmente por una enfermedad de reflujo esofagico o por previa ingesta de alimentos a muy alta temperatura o muy irritantes). Otras causas podrían ser la presencia de acortamientos estructurales en el esófago, alergia a algún alimento, el frío o a falta de relajación de la última porción del esófago.
Si el síntoma llega a ser frecuente o cada vez más marcado deberá consultar con su médico de cabecera.